El periodismo me ha dado la posibilidad de entrevistar a dirigentes políticos con pretensiones de representar a su partido en el proceso electoral tras las elecciones internas. Con algunos de ellos nos conocemos desde hace muchos años porque no suelen faltar a la cita ministros, senadores, diputados, exjerarcas de organismos estatales y municipales de otros departamentos. Está claro que el tono con que uno encara la nota o la entrevista para EL PUEBLO es siempre respetuosa y correcta, pero una vez terminada la parte formal, con quienes tenemos confianza podemos conversar de manera más distendida de otros temas, fundamentalmente para conocer estados de ánimo, alguna información adicional sobre otros temas que conocen más por estar más cerca del poder, que uno puede terminar usando esa información adicional para comprender ciertas situaciones.
En esta campaña tuvimos la posibilidad de conversar animadamente con alguien que se postula a la Presidencia de la República por su partido y con quien nos conocemos desde hace muchos años, por lo que me sentí con la suficiente confianza como para decirle que lo notaba cansado, me miró y me respondió, “es que no sé que hacer con…, es increíble el dinero que está manejando, no sé de dónde saca tanta plata, no puedo con eso”.
Los protagonistas de esta historia son dos precandidatos presidenciales del mismo partido, y que por lo que puede verse en los medios, manejan un presupuesto elevado, y en ambos casos me pregunto lo mismo, ¿de dónde?
