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sábado, 15 de marzo de 2025
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Ahora «Una vara de almendro»Garet edita libros de modo incesante

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Liliana Castro Automóviles
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Alguna vez, el profesor José Luis Guarino dijo refiriéndose a la forma de crear de Leonardo Garet, que era «incesante, vertiginosa y febril». En este momento, en que llega a los 71 años (nació un día como hoy, 22 de noviembre, pero de 1949) parece demostrarlo cada vez más. Obsérvese que en menos de un mes dimos cuenta de dos nuevos libros suyos: el de poemas «Entre la noche y el luminoso mar», que apareció a fines de octubre, y ahora el de narrativa «Una vara de almendro» que nos llegó ayer recién salido de imprenta. Ambos editados por Publicaciones La Casa del Río, otro emprendimiento del propio Garet, en el que también viene trabajando con intensidad; trabajos de creación y de edición a los que hay que agregar los libros que en paralelo viene publicando Ediciones Aldebarán (el más reciente es la novela «La llamé Giulia», de Miguel Ángel Campodónico), dirigida por Garet.


Ilustrado en tapa y páginas interiores por el artista español Eloy Santos (también poeta), «Una vara de almendro» está formado por 77 textos de variada extensión –breve en general- donde la prosa por momentos se vuelve claramente poética y, a veces, al mismo tiempo como desprendida de una alucinación que pretende narrarse antes que se pierda. Son hechos que ocurren fugazmente, aunque solo en apariencia, porque cada uno plantea un tema hondo y de larga meditación, donde lo espiritual y hasta mítico, lo sobrenatural, y por sobre todas las cosas lo metafísico ocupan un protagonismo total que gana todo el libro.
Por lo de la alucinación que fue mencionado en líneas anteriores, este nuevo libro se emparenta cercanamente con «80 noches y un sueño» (aquel que Garet diera a conocer en 2003), porque en definitiva, todo parece estar envuelto en un clima onírico. Sin embargo hay conexiones evidentes también con «Las hojas de par en par», de 1998, y muy en especialmente con «Anabákoros», una de las piezas narrativas fundamentales y más innovadoras de Garet y de la narrativa uruguaya contemporánea.
Tanto aquellos anabákoros como estos textos de «Una vara de almendro», están siempre a mitad de camino entre cuento breve, poema en prosa y libre transcripción de un sueño…Los anabákoros son un género literario y los escritos de este nuevo libro bien que podrían caber en él. Claro que al tratarse el libro anterior de un viaje, las referencias externas al narrador-protagonista-yo poemático son mayores que en el nuevo, donde ahora el viaje, si lo hay, debería buscarse más hacia el interior del ser, de la esencia humana y su lugar en la cultura, más orientado a la dirección en que apuntan los símbolos, como el de la vara de almendro.
Seguro que en próximas ediciones serán comentados otros varios aspectos de este nuevo libro, pues así lo amerita su riqueza semántica. En tanto, por ahora, entregamos a los lectores de EL PUEBLO dos de los textos.

¿CÓMO SERÁ?
Algunos gastan la costumbre de tornear una sábana y pensar en la muerte. Son los mismos que se asustan si tocan sin querer un revólver. Yo tuve una tía así. Se pasaba un tirabuzón de sábanas por el pescuezo y preguntaba: «¿Cómo será?». Mientras se reía y cantaba números como si cantara la lotería. La recuerdo memorizando los números de los panteones que había visitado en los últimos días, mientras oigo una y otra vez, el relato de cuando encontraron su cuerpo en el parque.

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Marcha por la Vida - Viernes 28 de marzo, 19:15hs

FAUSTINO LAGUNA
El que no sabe cómo atrapar la atención de los oyentes anuncia que algo se repite de forma inexplicable o curiosa, de una a otra generación. Que a mí me pase lo mismo que a mi padre parece en sí mismo una garantía de interés para cualquier oyente. Yo no le doy vueltas, voy a contar una historia sencilla. Mi padre se llamaba Faustino Pérez y me dejó en el centro de un pueblo, de una casa y de una vida, sin siquiera apellido. Yo soy Faustino Álvarez, por mi madre, que en paz descanse. La mala suerte me acompañó y no sé qué se hizo de mi hijo

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