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viernes, 14 de marzo de 2025
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Actitudes que
no se justifican

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Liliana Castro Automóviles
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Periodistas veteranos siempre coincidieron en que jamás debiera hacerse de temas personales algo público y general, como si fuera un tema de la mayoría de los pobladores. Hasta aquí todo bien, en cuanto a que todos los temas nimios debieran permanecer en este nivel de cosas, pero cuando se trata de algo que trasciende ese nivel, creemos que se debe dar a conocer y someter a la opinión pública, porque interesa saber que opina sobre el tema.
Es la disyuntiva que se nos presenta. Entendemos que las cosas que son injustas, que no se justifican de ninguna manera nos interesan a todos, precisamente porque son públicas.
Viene al caso porque en estos días nos hemos enfrentado nuevamente a una situación que consideramos era totalmente solucionable, si se contará con buena voluntad y disposición por parte del funcionario público.
Cuando escuchamos opiniones lapidarias sobre los empleados públicos nos vemos en la obligación de analizar a qué se debe y si hay algún elemento que justifique o explique al menos estos conceptos sobre los funcionarios públicos.
Precisamente sobre este últimos aspecto creemos que gira la cuestión. En primer lugar, creemos que no se trata de una chacra independiente de la realidad general. Vale decir hay excelentes funcionarios públicos, están los que cumplen con su deber volcando el mínimo esfuerzo y también los que generalmente han llegado allí como pago a un favor político y por lo tanto no les interesa otra cosa que cobrar su sueldo a fin de mes.
Esta es la cuestión aquello de que “los pueblos tienes los gobiernos que se merecen en este caso nos sirve para explicar al menos porqué se dan estos casos”.
Por nuestra parte pensamos que los funcionarios públicos, como tales se deben al público, al cual deben atender con buena disposición. Con el manifiesto deseo de solucionarles el tema que los ha llevado hasta allí y no de constituirse en una traba más, absolutamente innecesaria.
Volvemos a la misma cuestión. Las excepciones no pueden servir de manera alguna para determinar las reglas generales. Nos explicamos, el hecho de que algunos funcionarios sean maltratados o vilipendiados por personas violentas, mal educadas o prepotentes, no justifica para nada que dichos funcionarios traten a todos por igual.
Sabemos que ha habido y hay de estos casos, pero entendemos que no se debe tomar posición desde allí, por la sencilla razón que son éstas las excepciones, no la actitud de la mayoría.
A.R.D.

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