Con el Dr. Hertz Ganzo Álvarez. Médico Radiólogo
Indudablemente, el Dr. Hertz Ganzo, no necesita presentación alguna.
No solo es un ciudadano de Salto, nacido en Melo, que ha entregado durante muchos años sus servicios a la comunidad con su profesión, sino que forma parte de la familia de EL PUEBLO.
Comparte sus días por completo, con la suya.
Muy numerosa por cierto, siendo un pilar principal en ella, su esposa, la Dra. Dora Píriz Álvarez.
Al oír su relato, nos conmueve el entusiasmo con que la nombra, así como a cada uno de sus integrantes.

Para nuestro diálogo, ameno y entretenido, comenzamos consultandole:
¿Cómo se siente por haber sido convocado para estar presente en el Suple Día del Abuelo, en Diario EL PUEBLO?
Muy contento, porque me gusta comunicarme con la gente.
Además de ser un asiduo lector de EL PUEBLO.
¿Cuál es su profesión?
Soy Médico desde hace 55 años, especializado en Radiología y un apasionado de la física.
Esa es mi vida, transitada con mucho gusto.
La medicina ha sido muy afín con la familia.
Tenía dos tíos médicos y un primo segundo.
¿Dónde nació y creció?
Nací y me crié en Melo.
Desarrollando mis estudios, para ser médico allí.
Cuando me recibí, volví con mi esposa, también Médica, donde trabajamos cinco años, hasta que fuimos convocados por el SQMS, para ocupar cargos respectivos de especialistas aquí.
¿Cuáles son los recuerdos que guarda de sus padres?
La mía, fue una familia un poco rara.
Mis hermanos me llevaban 20 y 17 años respectivamente.
Y mis padres, jóvenes de 40 años, fueron padres de la vejez.
Fui un poco hijo único y la amistad con “los viejos”, fue muy cercana, sincera y muy limpia.
¿Hay algún recuerdo en particular de su infancia?
Guardo recuerdos de mi infancia muy lindos y nutridos.
Mi memoria es aún infantil.
Tenía yo 3 años, y mi padre, con el que éramos muy amigos, me hizo una lata cúbica de manisero, que es como se vende en Melo, para que yo saliera en la cuadra a vender maní.
Así era, que en una lata con tres maníes, yo cobraba un vintén a los vecinos.
¿Solía hacer berrinches?
Mi hermana mayor, era como una segunda madre y me cuidaba mucho.
Era medio cómplice mío y no precisaba hacer berrinches, ni pataleos para conseguir lo que quisiera.
Era muy mimado de mis padres.
No fui materialista, porque siempre he estado rodeado por un cariño enorme por parte de todos.
¿Qué hacían juntos con la familia en su adolescencia?
En el liceo, nos juntábamos con los amigos.
Las reuniones familiares, siempre en la casa de los Ganzo y los recuerdos que tengo, son muy lindos.
Siempre apoyado por “los viejos”, sin contratiempos mayores, a no ser por la noviecita que me plantó (tentación de risas) y me partió el corazón.
Manejaba un FORD T Modelo 23, que es el auto de mi vida y el mejor auto que tuve entre mis manos.
¿Tuvo muchos amigos en esa época?
Comienzo Facultad con 18 años y allí comenzaron los nuevos amigos.
He sabido llevar adelante la amistad, como un culto. Y las anécdotas son muchas.
¿Cómo conoció a su esposa?
Y fue ahí entre todos esos compañeros, que había una morocha muy, muy linda, en la que puse mis ojos y no le dije nada, porque yo tenía una noviecita. Y creo que también ella tenía novio, en su lugar de origen, Tacuarembó.
Nunca, ni una palabra.
Hasta que a la vuelta a clases después de un año, me encuentro con que ella ya no contaba con un novio y yo tampoco.
Me animé a hablarle, nos entendimos, nos casamos y esta historia ya cuenta con 60 años de casados. Que han sido los 60 mejores años, que pudo haber vivido un hombre.
Se llama Dora y tendría que hablar ella, pero me dice que está contenta con el marido que tuvo. (Sonrisas).
Estudiamos juntos mucho tiempo, nos casamos antes de recibirnos y también tuvimos nuestros hijos.
¿Qué lo enamoró de ella?
Esta mujer que se desdoblaba en la cocina, estudiando con el marido y yendo a facultad y hospitales, había que ver como lo hacía.
Es algo que lo cuento con mucha admiración y respeto, porque no he encontrado otra mujer que hiciera todo lo que ella hacía, en tan poco tiempo y con tanta efectividad.
¿Cuándo se casaron?
En el invierno de 1961.
¿Cuándo vino el primer hijo?
Al año y dos meses, me regaló mellizas.
Y así llegaron siete hijos, llegados sin ser llamados. De todos, llegaban sobrecitos por debajo de la puerta, que decían: “viene un nene desde Francia, en el pico de una cigüeña” (sonríe).
¿Cuáles son los recuerdos especiales que guarda con ellos?
Todos los hijos van dejando recuerdos, todos los días de la vida.
Aunque creo que no fuí el padre ideal, es una censura que me hago, pero sigo tratando de ser amigo de ellos.
Me gustaba mucho tirarme en el piso jugando con ellos.
Dormir juntos haciéndole cuentos, fábulas de “El tesoro de la juventud”.
Con todos me he llevado muy bien.
¿Cómo se conforma hoy su familia?
Siendo salteños por adopción, los hijos se fueron casando, algunos en el exterior, otros viviendo acá y haciéndonos siempre su visita.
Trayendo su cariño, que es lo más grande que podemos esperar, al igual que el contacto con los que no están en Salto. Pero las fechas de aniversarios, no pasan desapercibidas.
¿Ha sido importante la fe o la religión en su vida?
Nuestra trayectoria de vida, se ha fortalecido por la fe que hemos mantenido siempre, tanto Dora como yo.
Pertenecemos a la Iglesia católica, y quiero destacar la gentileza de Carlos Bilac, ya que se ha tomado la molestia de visitarnos en nuestro hogar.
¿Cómo se siente hoy con sus jóvenes años?
Y, uno se encuentra con todo lo que he contado, con que abrí la puerta y entraron de golpe en mi cuerpo, 85 años.
Uno queda sin actividades y pensando en los nietos que quiero y extraño mucho, puesto que algunos están lejos.
¿Cuáles son sus actividades favoritas actualmente?
Informarme, saber.
Los medios de comunicación me apasionan.
Si por mi fuera, iría todos los días a incursionar con John Weston, o con algún comunicador periodista en alguna radio u otro medio.
¿Qué es lo que augura para sus hijos y nietos?
El reloj que tengo puesto, camina más rápido que aquel que tiene 15 años, y le permite un disfrute total.
Es cuando uno piensa, ¿que dejarle a los hijos?
Les he enseñado primero, que somos todos los ciudadanos iguales. Pero es difícil aplicarlo luego.
Que sean hijos y nietos, educados, respetuosos, responsables, alegres, trabajadores. Y si todo eso se da, es que hace que uno viva y piense que cuando se terminen los tiempos, ha dejado una familia bastante bien dirigida.
¿Qué planes tiene?
Cuidar a mi mujer todo lo que puedo, cuidarme yo y si me sobra tiempo, reparar en los hijos míos, para que me sigan apoyando como me apoyan.
¿Cómo se define como abuelo?
He hablado de mi esposa, de mis hijos y de todos los mimos que tengo para con ellos y vienen ahora los nietos, que son una veintena.
Mimosos, a los que recuerdo en cada momento de mi vida.
Siempre estoy haciéndoles juguetes, o lo que necesiten.
Así con todos.
Son la prolongación de la vida de uno.
Alguien dijo: “En la vida de ése mortal, está tu inmortalidad”.
¿Un breve mensaje a los abuelos en su día?
Que comience jugando con su nieto.
Que mientras jugamos, le enseñamos y dialogamos, él me está enseñando cómo transcurre el 2021.
¡Mi señora y yo, sentimos el placer de contar con tantos nietos!
Y a mi señora: un homenaje especial, porque al ser abuela, ha sido esposa, ha sido madre.
Una abuela excelente, que uno quisiera tener.
Cariños a toda la familia de EL PUEBLO, que tanto quiero, ya que nos conocemos de siempre. Porque desde que llegué aquí, mantenemos una muy afectuosa relación.