Nunca antes hemos deseado tanto equivocarnos como en esta oportunidad. Es que cuando el Uruguay apareció como uno de los pocos países del mundo que manejaba acertadamente la pandemia actual siendo el único país habilitado a que sus ciudadanos ingresaran a Europa, siempre sostuvimos que esto era un gran error, en cuanto suponía el riesgo de que los compatriotas podrían creerse a salvo de la pandemia y bajar la guardia en cuanto a guardar las medidas aconsejadas.
Lamentablemente lo que hoy sucede nos ha dado la razón. Apenas aumentado sensiblemente el número de hisopados, vale decir los exámenes y controles efectuados para rastrear a fondo la existencia o no del virus, nos hemos hallado con otra realidad, no muy diferente a la del resto de los países.
Seguimos compartiendo las medidas que se han adoptado en el Uruguay, quizás lo correcto sea decir “recomendado”, en cuanto son muy pocas las que se han establecido obligatoriamente, so pena de graves sanciones.
Hoy Uruguay enfrenta una situación difícil, preocupante y si a ello le sumamos el hecho de que todo el mundo habla de la primera ola, habrá que aguardar la segunda y rogar que no sea tan grave como la que tenemos actualmente.
No nos desesperemos, ni mucho menos discriminemos a quien o quienes padecen la enfermedad, pero entendamos que se trata de una enfermedad grave, preocupante, que hay que manejar con el debido respeto y la conciencia de saber que estamos ante una pandemia grave.
En estos días en que se ha registrado un aumento importante del número de casos en Salto y por ende del porcentaje infectado sobre el total de la población, muchos de nosotros recién parecemos dispuestos a considerar la gravedad de la situación.
Esto sin alarmar, pero tomando en serio la situación es lo mejor que podemos hacer. No se trata de perder el buen humor, ni la ironía con que se toma la situación en algunos casos, pero entendiendo a su vez que no es sencillo.
Esta pandemia acarreará consecuencias muy lamentables. La salud humana será la primera en sentirlo, pero luego serán las consecuencias económicas y todo lo que ella acarrea.
No lo olvidemos. Vivimos una situación difícil, pero no debemos desesperar, siempre que llovió paró, hagamos todo lo que se nos recomienda y se nos aconseja para que las consecuencias que tengamos que sufrir no sean las peores.
A.R.D.
