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viernes, 14 de marzo de 2025
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No hay un horizonte claro, y eso es grave

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Liliana Castro Automóviles
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Cuando me ubiqué frente a la pantalla en blanco y pensaba cómo escribir esta nota, se me ocurría que podría tener el contenido más o menos dividido en tres partes: por un lado, lo que está pasando ahora a nivel del Gobierno Nacional, coalición multicolor, es decir la crisis de acusaciones, renuncias y demás; por otro, lo que pasó a ese mismo nivel pero en los períodos de gobierno frenteamplista con casos similares; y finalmente a qué disyuntivas nos encontraremos los ciudadanos al tener que sufragar dentro de no mucho tiempo. Intentaré ordenarme de esa manera, a sabiendas que es probable que por momentos se me entreveren un poco las partes de esa estructura, aunque no los conceptos e ideas que quiero plasmar.

Que estamos viviendo una crisis en el gobierno no hay dudas, ¿no? Como lo decíamos en una breve nota de opinión el sábado, basta con soltar al aire algunos nombres para darnos cuenta: Marset, Astesiano, Penadés…Ahora seguimos sumando: Heber, Maciel, Lafluf…No olvidemos tampoco aquellos ministros que han sido relevados: Bartol, Cardoso…

Hace unos días, conversaba con un veterano dirigente del Partido Nacional, de aquí de Salto, y me decía que le dolía mucho “todo este affaire” (entiéndase que en español es “asunto ilegal o escandaloso”). La confianza que tengo con este hombre hizo que conversáramos con franqueza y se lo notaba realmente dolido, amargado, triste por su partido. Nos decía textualmente: “quiero que se termine el año de una vez, porque es una cosa tras otra, increíble, siento dolor y algo de vergüenza también”.

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Marcha por la Vida - Viernes 28 de marzo, 19:15hs

No soy siquiera votante del Partido Nacional, nunca lo fui. Pero logro entender a este hombre. Porque más allá de partidos, creo que todos los uruguayos nos sentimos con dolor por haber elegido un gobierno que se resquebraja día a día, aunque se quiera mostrar otra imagen, la de una falsa entereza. Reitero lo que dije en la nota del sábado: sé que también se hace leña del árbol caído, y que muchos frenteamplistas son muy hábiles para ello, pero que hay un resquebrajamiento debido a un alto nivel de corrupción, no se puede ocultar.

El veterano dirigente nos decía también: “Ahh, y no te olvides de Carlitos Albisu, que también nos dejó recontra mal a todos los blancos y eso nos va a costar mucho electoralmente”.

Yo sigo insistiendo que no acepto que se intente justificar lo de hoy esgrimiendo que los que gobernaron antes hicieron lo mismo. Tampoco puedo aceptar que los de años anteriores se rasguen las vestiduras criticando la actualidad como si lo anterior hubiese sido un ejemplo de transparencia y ética. ¿O tendremos que repetir una vez más todo aquello de que por primera vez un Vicepresidente debió renunciar acorralado por casos de corrupción, o que hubo miles de irregularidades en Pluna, Gas Sayago, Antel Arena y un largo etcétera…?.

Confieso que respecto a lo que está pasando hoy, suelo pensar: ¿será que todos le fallan a este Presidente?, ¿será que todos traicionan su confianza?, ¿realmente es tan inocente él, y de verdad desconocía todo lo que dice desconocer?, ¿no son cosas demasiado grandes para desconocerlas? Hago una pausa ante tantas preguntas y le cuento: otra persona me decía ayer que encuentra una gran similitud entre las malas elecciones de sus cargos de confianza que hizo este Presidente con las que hizo en el 89 su padre, Luis Lacalle Herrera. Y la verdad que sí, ¿se acuerda que el gobierno de Lacalle padre estuvo casi siempre envuelto en una serie de casos de corrupción? Ahora bien, tampoco podemos desconocer que, en definitiva, el responsable es el Presidente.

Y hay cosas que molestan mucho. Le digo tan solo una. Dijo el Presidente antes que se pronunciara la Justicia, que “mirando a los ojos a Penadés, le creía”. Sin embargo no lo escuché, después de haber actuado la Justicia, salir a pedir disculpas a las víctimas por no haberles creído en su momento. Porque es bien sencillo: si le creía a Penadés, no le creía a los denunciantes.

Ahora bien…¿Y de cara al futuro qué hacemos? Porque estamos a un paso nomás que nos vengan a pedir el voto, tanto gente de la coalición multicolor como gente de la coalición de izquierda. ¿Qué haremos? ¿Quién podrá defenderme? dijera el Chapulín.

Preocupa la falta de opciones. Preocupa no vislumbrar horizontes confiables. Fíjese usted que hace unos días, uno de los grupos mayoritarios del Frente Amplio, nada menos que el MPP que lidera Pepe Mujica y que respalda la candidatura de Yamandú Orsi, dio a conocer sus “aportes” para el programa de gobierno del FA en caso de resultar ganador de las próximas elecciones (son algo más de veinte páginas de las que incluso El Observador publicó algunos fragmentos). A mí al menos, me dejó muy preocupado y paso a explicar por qué…

Dicen allí los emepepistas que van a apuntar a la «pública felicidad». ¡Pero señores, eso es lo que dicen todos, y lo que han dicho todos desde que me conozco! No debe haber en política frase más trillada y más vacía de contenido (y llena de abstracciones) que esa. Y lo que agregan después -y disculpen si alguien se ofende- es de una demagogia tremenda: hablan de crear más empresas públicas y hasta bancos, hablan de realinear ideológicamente al país en materia internacional, se refieren a la necesaria reducción de la jornada laboral sin dar explicación de cómo harán frente a ello los empresarios, hasta mencionan soluciones para los deudores incobrables (aunque no aclaran cuáles serían y no se animan tampoco a decir que entonces coinciden con la campaña que viene llevando adelante Cabildo Abierto). Como si todo esto fuera poco, mencionan que en materia de seguridad, es necesario «retomar el camino perdido».

Esto último al menos, ¿no parece una broma? ¿Es en serio que están planteando retomar el camino de Bonomi? Lamentablemente lo dicen en serio.

Pero además, el que está detrás de todos estos “aportes”, se lo vuelvo a recordar, es Mujica, el mismísimo hombre que presidió el país en los años, por ejemplo, de mayor decadencia en la Educación. ¿Y ahora esta es la gente que viene a traernos todas las soluciones?

El gran problema de todas estas propuestas, es que dicen Qué van a hacer, pero no dicen Cómo lo van hacer. Entonces, ¿seguiremos creyéndoles? ¿A quién? ¿Al que está gobernando ahora y todos los días trata de emparchar un agujero que deja alguien que traicionó su confianza, o sea la de todos los uruguayos que le pagamos el sueldo? ¿O a los que ya estuvieron quince años y no supieron hacer lo que ahora dicen que podrán hacer, aunque no explican cómo lo harían?

Realmente entramos en una disyuntiva de difícil discernimiento. Y lo peor de todo, no encontramos el horizonte claro por ninguna parte.

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