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miércoles, 4 de junio de 2025
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Hasta siempre, Myriam

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Por: Jorge Pignataro

En la tardecita del sábado, la noticia rápidamente circuló y la pena se apoderó de los salteños: murió Myriam Albisu. La pena fue de quienes la trataron, pero también de aquellos que, aún quizás sin haberla conocido cercanamente, saben que al partir, se fue una parte importantísima de la cultura de Salto. El pasado lunes 31 de enero, esta página de EL PUEBLO estuvo dedicada a ella: festejábamos así su cumpleaños compartiendo poemas suyos. Hoy volvemos a dedicársela, en homenaje a su incansable labor.
A lo largo de su vida, se sintió atraída hacia la danza, la música, las artes escénicas, la pintura, la literatura. Estudió guitarra, piano, teatro, canto, expresión corporal, títeres, mímica, pintura, por nombrar solamente algunas disciplinas. Durante algunos años fue Directora de Cultura de la Intendencia de Salto. Como maestra se desempeñó en Crandon y en las escuelas 4, 8, 12 y 14; como profesora de Enseñanza Secundaria (Música y Literatura) en los liceos 1 y 2; y en Formación Docente como profesora de Expresión rítmica y Expresión por el ritmo. Del Instituto de Formación Docente, además, fue Sub Directora y luego Directora.


Lo que sigue son fragmentos de lo que alguna vez comentaba Myriam en entrevistas realizadas por este diario.

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SIEMPRE BAILANDO…
“Empecé bailando ya en la escuela, pero cuando empezó en Salto la primera Academia de danzas que yo recuerde, que vino bajo la dirección de Mireya Alsina Thevenet, me anotaron allí. Las clases las tomaba en el mismo salón donde vivía, allí también funcionaba Radio Tabaré, donde trabajaba mi madre. Es este mismo lugar en el que estamos ahora (se refiere al edificio Guglielmone, Galería Salto 1), porque Dios ha tenido la generosidad de volverme al lugar donde crecí, a pesar que este apartamento pertenece a un edificio que se hizo mucho después, yo volví exactamente al mismo lugar. Quizás si yo derribara las paredes de todo esto, serían los salones donde tomé clases de danza primero y las di después. Aquella profesora después dejó a Martha Casse, que fue la segunda profesora que tuvimos, después vino una persona del Colón y otra del SODRE”.

Y CON LA MÚSICA…
“Tomé clases de piano, integré la Coral de Eric Simon, canté el Mesías, canté el Cántico de la Esperanza en Montevideo, aprendí guitarra, en fin. Tuve clases de piano primero con una tía que se llamaba Ema, después con María Victoria Varela durante muchos años. Cuando terminaba sexto año de escuela, vino a Salto el Señor Vicente Galisteo, estaba radicado en Argentina, que tenía una compañera llamada Aimara, con la que formaba el dúo Aimara–Charrúa. De la Escuela Nº 4, a la que yo asistía, lo habían llamado para que impartiera unas clases y me eligió para que fuera su compañera, y ahí aprendí mucho folclore. Además estudié Expresión Corporal, con Inge Bayerthal y Patricia Stokoe”.

MYRIAM, LA DE LAS LETRAS
“Mamá, aunque de forma muy familiar escribía mucho, yo tengo un libro de ella que se lo hice encuadernar, y papá también escribía. Siempre tuve mucha facilidad para la rima, recuerdo cuando estudiante haber escrito para el Profesor Thévenet un comentario en versos de La Divina Comedia, ¡sólo yo! (Risas). En 1993 logré publicar, junto a mi hermano Enrique, el libro de poemas Cabitos de naranja. Después Te doy mi palabra (2000), prologado y presentado por Marosa, y por último Palabras en cubierta (2009)”.

AQUELLA COMISIÓN
DE CULTURA
“Estuve primero como integrante de la Comisión Honoraria Municipal de Cultura desde que se creó, que primero fue Comisión de Extensión Cultural Universitaria cuyo presidente fue “Toto” Campos. Allí fui primeramente representando al Instituto de Formación Docente. Al año siguiente se estableció la Casa de la Cultura, ya estaba “Pitín” Minutti en la Intendencia, y me incorporaron. Trabajé en cultura durante todo el tiempo que estuvo “Pitín”, hasta que murió. Después vino Guillermo de Nava, seguí trabajando en la misma Comisión, y a partir del año 80 me designaron como Directora de Cultura de la Intendencia. Fue el Centro Cultural Municipal, un lugar donde se daba clases de todo tipo, gratuitas. Eran como diez cursos gratuitos. Se dictaban clases de danza, folclore, teatro para mayores y niños, títeres, pintura, cobre, mimbre, repujado en cuero, también se creó una biblioteca infantil…Estaba en Brasil y Osimani, donde está ahora el Liceo 5, el liceo había estado abandonado por completo, estaba deshecho, la Intendencia de ese entonces, de Guillermo de Nava, rehizo todo el edificio y allí hicimos el Centro Cultural. Desde el año 1981 u 82 hasta el 85. En el 85, con el advenimiento de la democracia hubo cosas que se pararon, una fue esa, me dio mucha pena pero bueno…habría ideas mejores. Hubo muchas actividades, la Comisión de Cultura se movía mucho y traíamos muchos espectáculos, sobre todo musicales y teatrales, de Montevideo y de otros lados, teníamos un convenio con el Ministerio y venían conciertos todas las semanas. En el 85 estuve a la espera, hasta que me pasaron como colaboradora de Balbela, que era el Director de Relaciones Públicas de la Intendencia. Se hacían las cosas con mucha exigencia, hice cursos de Relaciones Públicas por todos lados. Y ahí desaparecí un poco de Cultura. Cuando falleció Balbela me pasaron a su lugar y después me pasaron como Secretaria del Intendente. Pero indudablemente yo no fui buena, porque eso no era lo mío, era una época de política, y yo nunca trabajé en política ni a favor ni en contra de nadie”.

Claro que a todo lo expresado en líneas anteriores, habría que agregar la labor de Myriam Albisu en Casa de Salto, Comisión Honoraria de Casa Quiroga, Asociación Marosa di Giorgio, Taller Literario Horacio Quiroga, Taller de Pintura de Óscar Terrones, y tantas otras cosas que hacen de ella una figura fundamental, a quien la cultura de Salto mucho le debe.

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