Una pequeña recorrida por la ex Terminal Municipal (frente al Cementerio Central), donde precisamente está hoy la División tránsito de la Intendencia Municipal, bastará para comprobar la cantidad de infracciones que es posible comprobar en los alrededores.
Motos estacionadas sobre la vereda, interrumpiendo el tránsito de los peatones, a veces son varias, motos circulando sin luces, sin frenos en condiciones, o cometiendo todo tipo de infracciones.
Pero no solo los motonetistas son los infractores, porque también hemos visto automóviles mal estacionados, con parte sobre la vereda y parte sobre la calzada. Violando las preferencias o haciendo caso omiso de las mismas.
No estamos pidiendo que se los multe sin más, salvo que sean reincidentes y ya hayan sido notificados de su infracción.
Ni que hablar del tránsito carretero. Las infracciones que vemos a diario ante la atenta mirada de Policía Caminera que prefiere mirar para otro lado no está escrito. Sabemos y lo tenemos muy claro que escribir en forma genérica sin aportar pruebas, ni nombres, ni imágenes ni nada que pueda individualizar a los que no cumplen con su labor, de poco o nada sirve. Pero también tenemos muy claro que nuestra labor es periodística, no policial, ni fiscalizadora.
Como dice la sentencia bíblica, quien quiera creer que crea, bastaría un poco de voluntad para corroborar o descartar lo que decimos.
No hay peor ley que la que no se cumple, ni se hace cumplir sin que pase nada. Cuando ocurren accidentes (en otro momento nos ocuparemos de la diferencia entre “accidente” y “siniestro”), lo que pasa en las carreteras suele ser mortal o muy similar.
Sin embargo jamás se aclara si hay responsables, ¿por dónde pasó el vehículo siniestrado? ¿Paso por algún puesto de control? ¿Cómo pasó? ¿Fue controlado? ¿Tenía infracciones que le inhabilitaban a circular? ¿Se controló su velocidad?
De esto jamás se informa nada. Al contrario sólo es posible saber en la mayoría de los casos que el conductor era un masculino o una femenina. Que se dirigía en tal o cual dirección y que “se investigan las causas”.
Que sepamos el público nunca llega a enterarse de las mismas. Y Seguramente que las hubo y también nos duela o no, hay culpables, como también hay víctimas inocentes, que de cumplirse con todos los controles correspondientes no habría nada que lamentar.
Alberto Rodríguez Díaz
