Diecinueve niños asesinados, dos maestras (una de ellas por ponerse de escudo de los niños), un policía asesinado y el asesino abatido), una crueldad propia de alguien que estaba fuera de sus cabales.
Más allá de esta masacre, las causas y consecuencias, creemos importante analizar debidamente todas las facetas donde pueden radicar la raíz del problema.
Lejos de querer justificar esta masacre anotamos algunos aspectos que entendemos no se pueden desconocer.
En primer esto sucede – y no es la primera vez- en uno de los países que es de los principales fabricantes de arma del mundo. En un país donde en varios estados es sumamente fácil comprar armas, incluso fusiles y armas que se utilizan en las guerras.
Se nos argumenta ¿si fuera diferente, no existirían estos hechos? La respuesta es SI, los hechos seguirían existiendo, pero casi seguramente en menor número, porque ya no sería tan fácil tener armas de fuego.
No debe obviarse que la delincuencia tiene armas de fuego en su poder en todos lados, incluso en países como el nuestro, donde existen requisitos estrictos (que todos deberíamos cumplir), para adquirir armas de fuego por la sencilla razón de que la ilegalidad y la delincuencia siempre se abren camino para robar o quitarle las armas a quien las tiene legalmente.
En segundo lugar, un aspecto poco difundido es la discriminación sufrida por el hoy asesino abatido. Se señala entre las causas de esta masacre, el “Bullying”, sufrido en etapa escolar debido a su tartamudez y las penurias económicas que enfrentaba en su familia.
Son aspectos que no pueden soslayarse al tratar de buscar explicaciones hipotéticas, sobre los “por qué”. Mal que nos pese entendemos que el “bullying” no ha sido tomado hasta el momento con la gravedad que reviste. En Salto existe, hay centros de estudios donde existe y sus autoridades lo saben muy bien.
Quien sufre una discriminación cualquiera sea (el “Bullying” es la más frecuente), difícilmente lo revela, porque indirectamente se cree el culpable de lo que sufre y son frecuentes los suicidios por esta causa.
Sólo una sociedad más justa, solidaria, sensible y despojada de toda discriminación, donde los niños sean educados en estos valores, sin excepción alguna, puede aspirar a eliminar estas acciones y que además de esto controle y haga cumplir estrictamente las disposiciones sobre la tenencia y el porte de armas de fuego, puede aspirar a limitar por lo menos hasta alcanzar un número razonable de hechos en los que las armas de fuego sean las protagonistas.
Mientras tanto no queda otra que saber que tendremos que seguir llorando vidas inocentes.
A.R.D.
Ante la masacre
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