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Fe en tiempos difíciles

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La historia de la fe

La fe (del latín  fides) es la  seguridad  o  confianza  en una persona, cosa, deidad, opinión, doctrinas o enseñanzas de una religión, y, como tal, se manifiesta por encima de la necesidad de poseer evidencias que demuestren la verdad. También puede definirse como la creencia que no está sustentada en pruebas, además de la seguridad, producto en algún grado de una promesa.
A lo largo de la historia de la humanidad, en nombre de la fe y de las distintas confesiones que sostenían representarla, se llevaron adelante enfrentamientos crueles, cometiéndose atrocidades que, demostraban que la misma era utilizada con otros fines, menos los que decía defender.
En todos los tiempos, los reyes, líderes y principales movimientos sociales y políticos, han manipulado a la fe, a las religiones, y, en muchos casos, estas a aquellos, como herramienta de atracción y de explicación de la intachabilidad de los conceptos y principios que pregonaban, y la infalibilidad de la doctrina.
Si bien en la actualidad la religión ocupa un lugar específicamente espiritual, existen aún, lugares en el mundo en los que la fe es utilizada con propósitos viles, inclusive sometiendo psicológicamente a pueblos enteros.

PRINCIPALES RELIGIONES

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La «fe religiosa» tiene una serie de puntos comunes en casi todas las religiones existentes, y también desencuentros. La fe la define el diccionario de la RAE como: Conjunto de creencias de una religión, conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas, creencia que se da a algo por la autoridad de quien lo dice o por la fama pública.

Cristianismo]
El Triunfo de la Fe sobre la Idolatría. Jean-Baptiste Théodon (1646–1713)
La fe en el cristianismo es una virtud teologal y se basa en la obra y enseñanzas de Jesús de Nazaret. El cristianismo declara no caracterizarse por la fe, sino por el objetivo de la fe. En lugar de ser pasiva, la fe conduce una vida activa alineada con los ideales y ejemplo de vida de Jesús. La actitud de la voluntad en la fe la describe San Agustín de la siguiente forma: «credere non potest nisi volens» —no se puede creer si no se quiere—, y Santo Tomás  hace énfasis en la unión entre voluntad y pensamiento al decir que «la fe es retener por seguramente verdaderas ciertas afirmaciones intelectuales, bajo el influjo y la adhesión de la voluntad».

Islam
En el islam, fe (iman) es una completa obediencia a la voluntad de Dios, que incluye creencia, profesión y acciones, consecuente al encargo de su representación en la Tierra, según la voluntad de Dios. La fe tiene dos aspectos: reconocer y afirmar que hay un Creador del universo y solo se debe adorar al Creador.

Judaísmo
La fe en sí misma no es un concepto del judaísmo. La única vez que se menciona «fe en Dios» dentro de los 24 libros del Tanaj, es en el verso 10 del capítulo 43 del Libro de Isaías. En este verso, el mandato de conocer a Dios es seguido por los mandamientos de creer y entender. No obstante, el judaísmo reconoce el valor emuná (generalmente traducido como fe, confianza en Dios) y su estado negativo de  Apikorus  (herético), pero la fe no es tan destacado o central como en otras religiones, especialmente comparado con el  cristianismo  o islam. Podría ser un medio necesario para ser un judío religiosamente activo, pero el énfasis está puesto en el verdadero  conocimiento, auténtica  profecía  y el actuar más que la fe en sí. Rara vez se relaciona con una enseñanza que deba ser creída. El judaísmo no exige al fiel explícitamente identificar a Dios (un dogma central de la fe cristiana, que es llamada Avodah Zarah en el judaísmo, un forma menor de idolatría pero un gran pecado y prohibición estricta para los judíos). En cambio se pide honrar a la idea (personal) de Dios apoyada por los muchos principios citados del Talmud para definir al judaísmo, principalmente por lo que no es. Por tanto no existe una formulación establecida de los principios de la fe judía que sean imperativos para todos los judíos.

Bahaísmo
Para el bahaísmo, la fe es la máxima aceptación de la autoridad divina de las  Manifestaciones de Dios. La fe y el conocimiento son igualmente necesarios para el crecimiento espiritual. Esta no solo supone la obediencia externa a esta autoridad, sino que también una comprensión profunda y personal de las enseñanzas religiosas.

Budismo
La fe (pali: Saddhâ, sánscrito:  Úraddhâ) es un componente importante de las enseñanzas de Gautama Buda, tanto en las tradiciones del Theravâda y el  Mahâyâna. Sus palabras se registraron originalmente en el lenguaje pali y la palabra  saddhâ se traduce generalmente como fe. En sus enseñanzas, el saddhâ a veces se describe como:
· Una convicción de que algo es.
· Una determinación de lograr las metas personales.
· Una sensación de dicha, producto de los dos anteriores.
Mientras que la fe en el budismo no implica «fe ciega», la práctica budista no obstante requiere cierto grado de confianza, principalmente en la conquista espiritual de Gautama Buda. La fe en el budismo se centra en el entendimiento de que Buda es un ser Despierto, en su papel superior como maestro, en la verdad de su  Dharma  (enseñanzas espirituales) y en su  Sangha (comunidad de seguidores con desarrollo del espíritu). La fe en el budismo puede resumirse como aquella en las Tres Joyas: el Buda, el Dharma y el Sangha. Esta tiene el propósito de conducir a la iluminación, o bodhi, y el Nirvana. Volitivamente implica una decisión resoluta y valiente. Combina el propósito firme y la autoconfianza de que se podrá lograr lo que se desea.
Al contrario de cualquier forma de «fe ciega», las enseñanzas de Buda incluyen aquellas incluidas en el Kalama Sutra y exhortan a sus discípulos a investigar cualquier enseñanza y vivir de acuerdo a lo aprendido y aceptado, en lugar de creer en algo simplemente debido a que así fue enseñado.

“Me siento en el compromiso con el Padre Pío, con Dios, con la Virgen, de ayudar en mi vida, a quien me necesite”

Adriana Compá – Testimonio de fe

Simplemente, ejemplar. Habiendo pasado en los últimos 13 años por innumerables dificultades de salud producto de un cáncer al cual aún no derrotó, la tranquilidad, sabiduría y contagiosa fe irradiada por nuestra entrevistada, da, sinceramente, paz.
Adriana Compá se aferró a la fe, como soporte fundamental a la hora de enfrentarse a lo que cataloga como “una prueba” de la vida sumamente difícil de sobrellevar. Devota del Padre Pío, comparte con nosotros sus experiencias “divinas”, asumiendo el compromiso de dar testimonio de su fe, como un aliciente para quienes lo precisen en momentos complejos.
LA FE
La fe para mí es todo; la fe es vida. Porque gracias a la fe, es que estoy viva hoy en día, con todo lo que me ha tocado vivir en estos últimos trece años, en los que he pasado por los distintos tipos de cáncer, es decir, la misma célula cancerígena pero, por diferentes lugares que me atacó. Estuve, varias veces en situaciones límites, y, gracias a la fe, salí adelante.
DE LA MANO FE Y RELIGIÓN
Opino que la fe no siempre va de la mano de la religión, eso va de cada persona. O sea, la mía, está relacionada con la parte religiosa, con el catolicismo, porque me formé en esa religión y soy muy creyente, siendo muy devota del Padre Pío, y, a parte, Dios es todo para mí junto a la Virgen. Por eso, me aferro a todo eso, por mi formación en esa fe. Pero, no deje de reconocer que, hay muchas personas que tiene fe, muchísima, en otro tipo de religión o de concepción, aferrándose a eso, como yo a lo mío. Por mis propias vivencias, yo estoy con Dios y con el Padre Pío, influyendo, sí, la formación religiosa.
ANTE SITUACIONES LÍMITES NOS AFERRAMOS A LA FE
Hay de las dos posibilidades. Conozco muchos casos que, llegada una situación límite, es al contrario, empiezan a hablar mal, a no creer, a decir que Dios no existe, actitud que, para mí, es la peor al momento de llegar a una situación límite, porque es cuando más hay que creer, cuando más hay que apoyarse en Dios, porque es quien tiene la solución para los problemas. Siempre digo, yo estoy en manos de Dios, porque es quien sabe cuánta vida me va a dar; nunca me puse mal con él por la situación que estaba viviendo y por lo que me estaba tocando pasar. No. Inclusive te digo más, siempre le gradecí a Dios de que fue a mí a quien le tocó el cáncer y no a alguien de mi familia, o a un amigo, o a un conocido, porque yo sabía cómo llevar la situación, y no sabía si la otra persona iba a poder sobrellevarla de la misma manera, porque fue algo bastante feo lo que me tocó vivir. La fe en Dios, la Virgen y el Padre Pío fue lo que me ayudó a salir adelante. Cuando parecería que ya no hay solución, ni salida, ni posibilidades, bueno, se vuelve a renacer.
DIOS NO LE DA A NADIE UNA CRUZ MÁS PESADA DE LA QUE PUEDE CARGAR
Dios no le da a nadie una cruz más pesada de la que puede cargar. Esa frase es totalmente cierta. A mí la cruz que me dio Dios, me la dio porque sabía que la iba a poder cargar, llevar conmigo. Porque te cuento que tengo 21 cirugías arriba en el plazo de trece años. El año pasado, que fue bastante nefasto para todos en muchas cosas, estuve 35 días internada; sin embargo, las enfermeras llegaban al cuarto y me preguntaban cómo hacía para estar todos los días con una sonrisa. Y porque me dejo llevar, pienso que es lo que Dios quiere que pase y sigo para adelante. Siempre trato de ver la parte llena del vaso y no la vacía. Ese es mi dicho.
CUESTIÓN DE PACIENCIA
Es fundamental tener paciencia, cuando se tiene fe. El tiempo de Dios es perfecto; y no son nuestros tiempos, son sus tiempos. Entonces, las cosas van a llegar en el momento en que Dios lo disponga, no en el momento en que nosotros lo queramos. Uno, en esta vida que estamos viviendo, a lo loco, esta aborágine que estamos llevando, todos queremos las cosas ya, y eso no es así. Tenemos que esperar las cosas. Por ejemplo, a mi sanación, la espero y sé que va a llegar. Esta etapa que estoy viviendo, de los últimos trece años, es una etapa mejor, si se puede decir, ya que tengo marcadores tumorales bastante bien, el último examen que me hicieron salió bastante bien, entonces, es una tranquilidad dentro de todo lo que he pasado.
EXPERIENCIAS CON EL PADRE PÍO
Con el Padre Pío he tenido muchas experiencias. Pero, una de las más fuertes, la cual ya he contado en otros testimonios, fue cuando estaba en la primera parte de mi cáncer, que empezó por el endometrio, cuando me estaban haciendo la radio terapia externa, por lo cual estaba pasando muy mal, con muchas hemorragias. Me tenían que hacer en ese momento la radio terapia interna, que gracias a Dios no la hacen más porque es muy agresiva, y los médicos no se ponían de acuerdo si me la hacían o no me la hacían, si yo aguantaba o no aguantaba mi cuerpo, por lo fuerte de la radio terapia. Bueno. En todo eso, fui a la Estancia La Aurora, un día de invierno, que había amanecido con mucho frío y lluvia, y mi madre, antes, no quería que fuera porque estaba muy débil y tenía miedo de que me agarrara una neumonía, y yo me mantuve en que tenía que ir porque sabía que el Padre Pío me iba a curar. Tanto es así que mi esposo y mi madre fueron conmigo. Llovía torrencialmente, recuerdo, y cuando llegué salió el sol solamente en el lugar en donde yo estaba, mientras que, alrededor, seguía lloviendo. Cerré los ojos, y me eleve 45 minutos durante los cuales no llovió en ese lugar. Fue cuando sentí una voz que me dijo: “hacétela porque lo vas a resistir”. Cuando abrí los ojos nuevamente, cuando me volví a poner el abrigo, porque me había sacado todo porque quería estar en mejor contacto con el Padre Pío, dije que haría el examen porque esa fue la indicación. Inmediatamente empezó a llover donde yo estaba. De eso mi madre y mi esposo fueron testigos. Fue algo increíble. Una de las cosas más fuertes que me tocó vivir con el Padre Pío.
Luego, durante el período que me estaba haciendo la quimioterapia, estando en casa, todos los días, a la misma hora, el Padre Pío pasaba por un pasillo que tengo, y yo sentía el aroma a rosa característico de él y una tranquilidad. Entonces cambiaba mi ánimo, de estar mal, pasaba a estar bien. El año pasado, por ejemplo, cuando estuve internada, sentía su presencia a mi lado dándome fuerzas.
Una de mis cirugías más difíciles fue en Brasil, la más grande de todas, que demoró catorce horas y media, y estando en el CTI, lo único que hacía era rezar el Padre Nuestro y el Ave María, los médicos no podían creer que, sin calmantes, yo había dormido los tres días que estuve allí. Lo único, fue aferrarme al Padre Nuestro y al Ave María. Eso me daba una tranquilidad que, me hacía volverme a dormir. Al cuarto día, los médicos le dijeron a mi esposo que mi caso era raro, porque sin darme nada yo pasé bien. Eso fue la fe.
COMPROMISO DE HACER TRASCENDER LA FE
El tener fe es una cuestión de aferrase, no de animarse a tenerla. Es aferrarse a algo cuando uno ve que ya se está al límite, cuando se está en el túnel y no se ve la luz, entonces, el aferrarte a algo trae esa tranquilidad que uno necesita para tener esa paciencia a la que me refería antes, que es la que hace poder llegar al fin del túnel y poder ver la luz.
Por eso, a mí ahora me quedó el compromiso de decirle a la gente que se puede; que se puede salir de un cáncer, por ejemplo, que hay que lucharla mucho. Hay que seguir peleándola; yo lo sigo haciendo porque no tengo la batalla ganada. Pero ahora, en este momento, estoy bien. Por eso doy testimonio, me siento en el compromiso con el Padre Pío, con Dios, con la Virgen, de ayudar en mi vida, a quien me necesite.
Con mi palabra, llego a mucha gente que piensa que no hay solución, a las que se les terminó la vida al saber que tienen un cáncer, siendo que es el momento en que más se tienen que aferrar a algo, y salir adelante. Es una prueba más que la vida nos pone y de la cual hay que salir. De qué forma, con mucha fe.

«La ciencia es tan necesaria como la fe, y las dos juntas hacen a ese equilibrio espiritual desde el cual tuvimos que sostener a la feligresía»

Para Jorge Rodríguez, Pai Jorge de Ogum

Coincidentemente con este Informe de EL PUEBLO, el próximo 2 de febrero será una fecha muy importante para la comunidad afro-umbandista por celebrarse el día de Mãe Iemanjá. Pero, para conocer cómo ha sido el año que pasó y cómo se espera que sea el 2021 para esta comunidad religiosa, EL PUEBLO consultó al Pai Jorge de Ogum.

  • ¿Cómo ha sido para la religión afro-umbandista el año de pandemia que pasó?
  • Somos una religión que somos espiritistas espiritualistas, o sea, creemos en la evolución espiritual, creemos en el espíritu, que no lo vemos pero que sentimos. Nuestra religión tiene continuamente contacto a través de las ofrendas, de la limpieza, de las velas que se encienden y que se pasan por el cuerpo, el contacto es directo con la persona, a diferencia de otras religiones que no es necesario ese contacto directo, donde se puede tener un contacto presencial pero no un contacto físico. Entonces, desde el punto de vista del africanismo o del afro-umbandismo, la pandemia hizo modificar algunas cosas para tener cierto recaudo. Nos hizo plantear cosas nuevas y diferentes.
  • ¿Debió cambiar el ritual?
  • En realidad los rituales siguieron de la misma manera, adecuados a los protocolos sanitarios. Por ejemplo, cuando no se pudo hacer rituales no se hizo, pero si se iba a atender a una persona y era necesario hacerle algún pedido en particular, alguna ofrenda, se le solicitaba a la persona que ingresara al terreiro con tapaboca, que pasase por la alfombra sanitaria, que se pusiera alcohol en gel. En esos casos se tuvieron y se tienen otro tipo de recaudos que quizás en otro tiempo fuera de la pandemia no se tenía.
  • ¿Mantuvieron las reuniones?
  • No se mantuvo, se modificaron no solo en la cantidad, sino que en algún momento se dejaron de hacer porque recordemos que en estos tiempos de pandemia estuvieron también prohibidas las reuniones religiosas para evitar la aglomeración. Eso quiere decir que si hacíamos las sesiones espirituales, que es lo que nos identifica como ritual puesto en práctica para compartir directamente con la feligresía, y en donde se entra en estado de trance, se dejaron de hacer. Así que hubo modificaciones, pero hablo de lo que me corresponde a mi centro espiritual, me imagino que en el resto de los templos habrá sucedido lo mismo.
  • ¿Cómo se pudo hacer la contención espiritual de los feligreses en este tiempo?
  • La contención espiritual requiere tiempo para escuchar y de comprensión. De escuchar atentamente qué es lo que plantea la gente, que en estos tiempos de pandemia no era solamente la preocupación que teníamos por el temor a ser contagiados por el COVID 19. Junto con la pandemia aparecieron otros problemas que fueron producto de la situación general de la llegada de la pandemia como, por ejemplo, la falta de comida, el desempleo, la desesperanza, el no saber qué hacer y poder seguir cumpliendo con los compromisos asumidos, y desde ese lugar, el africanismo también tuvo que sostener a la gente desde la fe, porque, ¿qué es la fe? Es ese creer en la existencia de algo divino que nos alimenta, nos fortalece, que no vemos pero que sentimos y que tenemos plena conciencia y la certeza de que eso existe y que nos va a acompañar. Entonces, nuestra función fue, desde el punto de vista espiritual, mantener viva la fe y la esperanza en que esto también va a pasar, como decimos habitualmente, pero diciéndole a la gente que contenemos desde lo espiritual pero necesariamente lo espiritual debe ir de la mano de la ciencia, que es la que va a encontrar la cura. Tenemos que darnos cuenta que la ciencia es tan necesaria como la fe, y las dos juntas hacen a ese equilibrio espiritual desde el cual tuvimos que sostener a la feligresía.
  • ¿Cómo se espera que sea el 2021 para la comunidad afro-umbandista?
  • El 2020 fue el año de Xapaná, el señor de la vida y de la muerte, el dueño de las pestes. Este es el año de Iemanjá, que es la madre de todos los Orixá, es la dueña de la fertilidad, de la fecundidad. Entonces, hablar de la madre es esperar un año en donde finalmente podamos recibir ese gran abrazo esperado desde hace tanto tiempo, pero se espera que los primeros meses sean de transiciones, en donde va a seguir existiendo la preocupación, ligada directamente a las resoluciones a nivel médico por la llegada de la vacuna. Después esperemos que sea un año de más calma, que fue lo que menos existió el año pasado. El año de Iemanjá está caracterizado por la calma, la firmeza, la unión, la prosperidad. Esperemos que así sea.
  • Este informe va a coincidir prácticamente con una fecha muy importante para su religión, ¿qué mensaje desea transmitir a sus feligreses?
  • Este año en particular, que es año de Iemanjá, nos llama a ofrendar a Iemanjá bajo medidas protocolares acordadas con las autoridades departamentales. El mensaje es que no vayan a playa Las Cavas, Iemanjá escucha sus ruegos y sus agradecimientos desde su hogar, no se aglomeren, las ofrendas van a ser recibidas de todas maneras en los centros espirituales Umbanda bajo medidas sanitarias que luego serán depositadas para Iemanjá por cada referente religioso. Es un mensaje de unión, de confraternidad, y si hablamos de unión y confraternidad también tenemos que pensar en la responsabilidad y en la libertad que cada uno ejerce al momento de no solo de cuidarse sino de cuidar a la propia comunidad en la que estamos todos

No olvidarse de «la fe que obra por el amor» y que «la fe sin obras está muerta», dice el sacerdote José Pérez

Fe» es un concepto a menudo asociado al ámbito de las religiones, por lo que EL PUEBLO también procuró la palabra de un sacerdote. Es así que conversó con el Padre José Pérez, quien se desempeña al frente de la Obra Social Don Bosco de nuestra ciudad.
Consultado sobre cómo definiría lo que es la Fe, expresó: «la fe religiosa, como confianza en la presencia amorosa de Dios en medio nuestro, es un dinamismo que mueve la vida de muchas personas, y cada circunstancia histórica nos pide respuestas renovadas. La crisis de la iglesia nos ha pedido una fe que busca la conversión. La crisis social del país, una fe comprometida con la justicia y la paz».

¿Qué fe nos está pidiendo este tiempo de pandemia, con sus incertidumbres, temores y sufrimientos?

Tres puntos esenciales encierra una posible respuesta a esta pregunta según el Padre José:
«Lo primero y fundamental es confiar en que la fuerza y la ternura de Dios nos acompañan cada día. Huir de una actitud «fideísta», que cree que la fe lo va a librar del peligro y que es posible saltarse los criterios que la razón impone, buscando protección en devociones mágicas o de dudoso valor. Huir también de una fe rígida, que no es capaz de cambiar hábitos o adaptarse a las circunstancias. Y alentar en nosotros esa certeza de que el Resucitado nos sostiene precisamente en medio de nuestras vulnerabilidades e inquietudes. Es lo que San Pablo predica a los atenienses, al decirles que Dios «no está lejos de ninguno de nosotros, ya que en él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17, 27). Nos gustaría ser eximidos del dolor, pero Cristo en la cruz nos recuerda que hay una forma creyente de vivir la prueba, incluso la muerte. De nuevo Pablo nos ayuda: «Estoy seguro de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni potestades, ni presente ni futuro… ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro» (Rom 8, 38-39).

«Lo segundo es pedir a Dios una fe que nos haga sentirnos un cuerpo con los demás, no sólo con los cristianos, sino con todo el mundo. Que nos dé la experiencia del cuerpo que Pablo pide a los Corintios, en que «si un miembro sufre, sufren con él todos los miembros; si un miembro es honrado, se alegran con él todos los miembros» (1 Co 12,26). Esto nos sitúa en la perspectiva de la responsabilidad social y la edificación de la fraternidad universal, superando los individualismos y las dinámicas del «salvarse solo» o del «sálvese quien pueda».
«Este tiempo es oscuro para todos. Aquí se llora y se sufre. Todos. Solo podremos salir de esa situación juntos, como humanidad entera», ha dicho el Papa Francisco recientemente».
«Y lo tercero es no olvidarse de «la fe que obra por el amor» (Gál 5, 6) o que «la fe sin obras está muerta» (Sant 2, 17). En este momento la mayoría podemos hacer sólo gestos sencillos, pero importantes: acompañarse con los familiares cordialmente, apoyar al que está solo o más frágil, llamar al amigo, etc. Pero la crisis será larga y requerirá solidaridad y creatividad. No pasará mucho tiempo en que será necesario cuidar enfermos, ayudar con alimentos al necesitado, alentar al que está sin trabajo. Con las precauciones del caso y dentro de la normativa vigente, habrá que suscitar grupos de voluntarios, reorganizar la ayuda fraterna y acompañarnos unos a otros en la precariedad».

FE Y ESPERANZA
«La Fe y la Esperanza siempre nos acompañan», dijo finalmente el entrevistado, y agregó: «Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza (…) En medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto.
En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible» (Papa Francisco) Todo pasa… ¡Vamo’ arriba con Fe y Esperanza!»

La psicóloga Natalia Brandon sostiene que “la fe sigue estando presente en muchas personas en este momento de pandemia”

“Necesitamos más allá de la fe, estar unidos, sentirnos apoyados y reconocidos”

La Psicología es otro de los campos del conocimiento interesante desde donde observar el tema de la fe, ya que en definitiva se trata de una cuestión de actitudes, comportamientos y sentido de ubicación ante los aconteceres de la vida.
Por eso al momento de elaborar este informe, EL PUEBLO también procuró la palabra de un profesional en esta materia, y dialogó con Natalia Brandon Motta, joven Licenciada en Psicología, de 26 años, egresada en el año 2017. Especializada en Primera Infancia, actualmente se dedica “a trabajar en la clínica con niños, niñas y familias…Acompaño a padres y madres que se encuentran desorientados en la crianza”.

-Desde tu formación, ¿cómo definirías lo que es “Fe”?
Podríamos decir que la fe es tener seguridad y confianza plena en una persona, en una opinión, en doctrinas o enseñanzas de una religión. La fe se manifiesta por encima de la necesidad de tener evidencias científicas.

-¿Y podemos decir que se notan momentos donde la gente, en general, tiene más o menos fe que en otros?
Sí, en momentos difíciles o de incertidumbre, como puede ser una enfermedad, muertes u otras situaciones de la vida que generan estrés. En estas situaciones las personas suelen recurrir a realizar introspección acerca de las creencias y valores que se tiene…

-Brevemente, ¿cómo definís lo que es introspección?
Instrospección es mirar hacia el interior de uno mismo para reflexionar. Sobre todo para reflexionar acerca de las situaciones que se nos presentan en la vida.

-Decías que fe también puede ser confianza en una opinión o en una persona, por lo tanto caería la idea de que se debe asociar el concepto a la religión…
Claro…Es importante destacar que la fe no siempre hace referencia a lo religioso, hay personas que tienen fe en la vida, en la confianza de ser resilientes, incorporando otros tipos de herramientas en forma de valores de vida para luchar en los momentos complicados…

-Un concepto muy utilizado últimamente: resiliencia. ¿Qué es?
La resiliencia es la capacidad de adecuarnos a las situaciones adversas de la vida e intentar sacar algo positivo frente al dolor.

-Hablabas de valores…
Sí. No todas las personas tenemos el mismo sistema de valores, ya que todos tenemos una identidad única. Adquirimos una cultura y valores que a lo largo de la vida se van modificando.
-En este sentido de lo que hablamos, de la fe y los valores, ¿qué notás en las personas desde que llegó esta pandemia?
Esta situación de pandemia ha sido un momento de crisis para todas las personas, nos hemos tenido que reconstruir buscando otras formas de relacionamiento. Nos amigamos con la tecnología, ya que nos acercó de otra forma a nuestros seres queridos. No podemos olvidar que somos seres sociales y lo que necesitamos más allá de la fe es estar unidos, necesitamos sentirnos apoyados y ser reconocidos. La fe sigue estando presente en muchas personas en este momento de pandemia, por ejemplo hay quienes tienen fe en que pronto llegará la vacuna a Uruguay.

Nuestra Señora «Desatanudos»

La fe en la Virgen

Historia

Cuando el título de Nuestra Señora «Desatanudos», no está asociado con una aparición.

La pintura que muestra a Nuestra Señora desatando los nudos de una cinta blanca de boda, fue realizada bajo encargo hacia el año 1700, por el Padre Hieronymus Ambrosius Langenmantel, en acción de gracias por su intercesión en su familia.

A comienzos del siglo XVII, el noble Wolfgang Langenmantel y su esposa, Sofía, comenzaron a tener problemas en su matrimonio.
Habiendo alcanzado el punto de considerar el divorcio, se acercaron al Padre Jakob Rem, un sacerdote jesuita, que vivía a 10 km del norte de Augsburgo. Padre Rem era conocido por su fuerte devoción mariana y su consejo sabio.

La pareja hizo cuatro visitas a este sacerdote a fin de rezar con él y recibir su consejo, en un periodo de 28 días.
Durante su última visita, el Padre Rem estaba rezando ante la imagen de Nuestra Señora; y en un acto simbólico levantó la cinta blanca de boda y se lo presentó a Nuestra Señora, desatando uno a uno los nudos de la cinta mientras lo hacía. (En esa época, era común que en la ceremonia matrimonial la pareja fuera unida y envuelta una cinta blanca simbolizando su unión. Esta práctica aún se conserva en diversas formas y en varias culturas). En el momento que la cinta era presentada a Nuestra Señora, tomó el color de un blanco brillante. Después de este tiempo de oración y de la intervención de la Santísima Virgen, esta pareja, perseveró en su matrimonio y, cesó todo peligro de divorcio.

Como forma de agradecimiento el matrimonio encarga una pintura que representa a la Santísima Virgen desatando nudos de una cinta de boda; en la parte inferior de la pintura, puede ser visto el Arcángel San Rafael. La advocación de María Desatanudos, se ha expandido eficazmente, particularmente en relación a problemas matrimoniales y familiares. La devoción se ha difundido en todo el mundo, encontrando particular popularidad en Argentina y Brasil.
La devoción del Papa Francisco
Antes de ser nombrado como Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Mons. Jorge Mario Bergoglio, la conoció en Alemania y llevó la devoción de la Virgen Desatanudos a Argentina. Fue entronizada una copia de la pintura original, hecha por la doctora Ana Betta de Berti, en la iglesia de san José del Talar el 8 de diciembre de 1996.
Desde entonces miles de peregrinos acuden a la parroquia para venerar a la imagen y pedir su intercesión para resolver sus problemas. El 8 de diciembre se le hace un homenaje, pero lo cierto es que la devoción se extendió para los día 8 de cada mes.

San Cayetano

Murió el 7 de agosto de 1547, a los 67 años, a causa de una enfermedad.

Los milagros que lo convirtieron en santo

La historia de Cayetano cuenta que debido a su afán de dar siempre comida a los pobres llegó el momento en que en su casa no había quedado para comer.

Entendiendo la necesidad de su madre, se dirigió al altar en la puerta del Sagrario donde estaban las hostias y dijo: «Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer».

Al rato llegaron unas mulas con gran cantidad de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban.

Fueron la dedicación al servicio, su bondad y el amor de sus seguidores los hechos más relevantes que lo convirtieron en beato para honrar su vida.

Ya consagrado santo, Cayetano siguió haciendo milagros: cuentan que en épocas de sequía, un campesino le pidió que interceda por la falta de agua y, a modo de agradecimiento, le dejó una espiga de trigo a los pies de su imagen. Tres días después, llovió tanto que la ciudad se inundó.

Cuatro décadas después, en plena crisis económica de 1930, un sacerdote se comunicó con algunos fieles para aconsejarles que rezaran al Santo de la Providencia para cambiar su suerte. Los que lo hicieron mejoraron su situación.

La fe por el santo de los humildes fue trasmitida de boca en boca y el noble, que en rechazo a la relación entre la corrupción y el poder vivió con total austeridad y ayudando a los más necesitados, se convirtió en el más amado.

Fue beatificado el 8 de octubre de 1629 por el papa Urbano VIII y canonizado el 12 de abril de 1671 por el papa Clemente X. Desde entonces, la Iglesia Católica lo reconoce como San Cayetano, el santo de la Providencia, Patrono del pan y del trabajo / infobae.

La increíble historia de San Expedito: el Santo de las causas urgentes y justas

De todos los santos que veneran los católicos de América y Europa, San Expedito es una de las figuras más convocantes y veneradas. Mucho no se sabe de su historia y los datos que se conocen generan algunos debates en torno a su veracidad, haciendo que algunos hasta duden de su existencia y que la Iglesia no termine de incorporarlo como Santo oficial. Aún así, la devoción popular al santo está muy arraigada y millones de personas depositan su fe en él y confían en sus poderes.

El 19 de abril es el día de la celebración del San Expedito, pero todos los 19 de cada mes se lo recuerda, y las parroquias de todo el país se llenan de gente que le reza, lo venera, le pide protección y ayuda y le agradece su ayuda divina.

Es conocido como el santo que nunca falla cuando surge la desesperación, urgencia y lo imposible.
La historia de San Expedito San Expedito era un soldado romano del siglo IV. Defendía las fronteras orientales de los territorios invadidos por los romanos contra los ataques de los hunos. Cuando decidió convertirse en cristiano, su conversión fue un trámite muy rápido, «expeditivo», lo cual motivó su nombre Al momento de la ceremonia para la conversión al cristianismo un cuervo (que es la representación del demonio) se presentó ante él para disuadirlo. Expedito le contestó «¡Hodie hodie hodie!», que significa ‘¡hoy!’, y luego aplastó al cuervo con el pie izquierdo. El sitio buenavibra cuenta que a partir de su conversión a la fe, Expedito comenzó a predicarle a su tropa, y el emperador Dioclesano enfureció y lo mandó a matar. Fue flagelado brutalmente y luego murió decapitado con una espada un 19 de abril, que es la fecha que se tomó para recordarlo.
Origen del nombre Su nombre proviene de una connotación militar. La palabra «Expedito» deriva del latín «expeditus» y significa «estar libre de todo estorbo y pronto para obrar». En la antigua Roma, esto se refería al traslado de los soldados sin sus cargas, solamente con sus armas. En otras palabras, lo hacían expediti o in expeditionem / https://www. airedesantafe. com.ar

Leyenda de un santo popular: Gauchito Gil

Por: Antonella Morello.
Miles de fieles invocan su nombre, le rinden culto y le confían sus esperanzas a la espera de un milagro.
La historia de Antonio Mamerto Cruz Gil llegó a los cines con el film «Gracias Gauchito». En la piel de Jorge Sienrra y dirigida por Cristian Jure se presenta la figura de un hombre admirado y cuestionado, cuyo nombre resuena en todo el país: Gauchito Gil.


Héroe de los justicieros, una especie de Robin Hood o desertor asesinado por traidor al gobierno. La imagen del gaucho se convirtió en el símbolo de miles de personas que lo santificaron con ofrendas y clemencias.
Existen múltiples teorías sobre su persona. Algunos sostienen que les robaba a los ricos para ayudar a los pobres, otros cuentan que un comisario dio la orden de ejecutarlo por enamorarse de la mujer con la que estaba comprometido, mientras que una tercera versión menciona que fue un desertor por negarse a pelear en la guerra.
Sin embargo, hay un punto de conexión entre todas las versiones. En el instante previo a que lo asesinen, Gil miró a su verdugo y le dijo: «Matame pero cuando llegues a tu casa encontrarás a tu hijo enfermo, te pido que me invoque y tu hijo se curará».
«La gente lo santificó y le agradece mucho. Tiene lugares en todas las provincias, sobre la ruta», reconoce Ramón Ibáñez, fiel seguidor del Gauchito Gil.
Filo.News conversó con el hombre quien descubrió su fe hace algunos años. Recurrió a él tras padecer de una enfermedad. «A partir del 2005 un espasmo coronario me dejó 8 días en terapia intensiva. Digamos que estuve con un pie en la tierra y otro en el cielo», recuerda.
«Apenas podía caminar. Mi esposa me daba de comer. Estuve cinco años para recuperarme. En ese tiempo, mi hermano me llevó a un santuario. A mí no me pasaba nada pero era tanta la gente que estaba en el lugar que me acerqué y dije: ‘Si sos tan milagroso curame’. Ahí comenzó mi gran devoción», asegura.
En agradecimiento, Ramón Ibáñez realizó -hasta la actualidad- diez viajes a Mercedes, cuidad de la provincia de Corrientes, sitio en el que nació el gaucho. «Son 15.000 km con 200 horas de fe y de dar gracias en nombre de mi familia y todos los pedidos», sostiene.

Se registran múltiples maneras mediante las cuales se le hace un pedido al Gauchito. Una de ellas consiste en escribirle sobre una cinta roja lo que se necesita, se la deja por la noche sobre la rama de un árbol, de un alambrado o en un palo clavado en la tierra.
Ramón confirma: «Hay muchas formas más. Tenés que pensar bien como pedís, por ejemplo, si no te da lo que querés es por algo, te cuida y sabe que sos fiel devoto suyo».

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