CONTINUACIÓN… seguimos delineando unos primeros apuntes que no son más que un borrador de una historia que comienza a tomar cuerpo y que venimos escribiendo lunes a lunes desde esta columna. Hemos decidido iniciar esta aventura creativa que no deja de sorprendernos y que aún resta saber qué senderos tomará. Veamos.
DOS. Unos minutos en el futuro…
El mundo vivía una nueva ola de contagios del COVID 19, cada cepa de este virus era cada vez más nociva para la vida. De a poco, y casi sin darnos cuenta, los noticieros del mundo dejaron de hablar de las enfermedades y problemas sociales sin resolver que asolaron siempre a la Humanidad, ya no hablaban de que había gente que moría de hambre o de cáncer, ya las muertes por siniestros de tránsito dejaron de contabilizarse. Esta pandemia era una buena excusa para los gobiernos, fueran de izquierda o de derecha, de todos los colores, para no hablar más de algunas cosas. Solo se hablaba de un nuevo coronavirus.
- El día que podamos volver a la cancha para ver un buen partido de fútbol no le vamos a encontrar sentido. Ya me acostumbré a ver desde todos los ángulos la repetición de la jugada y el VAR termina siendo decisivo y eso no se puede ver desde la tribuna.
- Quizás se podría poner una pantalla gigante en el estadio para ver lo mismo que vemos desde la tele en casa.
- ¿Y sería lo mismo?
- Mirá, no sé, pero el fútbol no se trata solo de eso. La pasión que se siente en la cancha gritando por tu equipo te sale del pecho y lo que gritás ahí, no lo podés gritar en tu casa, no es lo mismo. Ojalá algún día se pueda volver a las canchas.
- Sí, ta… pero no será igual.
El descanso terminaba y debían retornar a su trabajo luego de haber compartido una merienda frugal pasada la medianoche. Cada uno llevaba su comida en su taper sin tener casi contacto entre ellos. Fue cuando Sergio se empezó a reír con ganas.
- ¿Y ahora? –preguntó Roberto.
- Me causa gracia algo que acabo de darme cuenta –secó sus lágrimas y contuvo un poco la risa- ¿Se dieron cuenta que tenemos protocolos para todo? No hagas eso, hacé aquello, mantené distancia, no compartan ni el mate ni ningún alimento, contacto mínimo, y en cualquier momento nos podemos agarrar alguna peste por algo que encontremos en alguna bolsa de la basura, para eso no tenemos protocolo.
Se miraron, y los tres se rieron con ganas. Guardaron sus cosas en sus bolsos, fueron al baño y al llegar de nuevo al galpón, el chofer los esperaba arriba del camión recolector, y desde la comodidad de la cabina, preguntó.
- ¿De qué se reían?
- Dejá, vos nunca lo entenderías –le respondió Manuel, se acomodaron en la parte trasera y salieron para hacer la última recorrida de esa noche.
(Hasta la semana que viene…
Por: Leonardo Silva