Chabelly Silva era maestra en Artigas, tenía 24 años y falleció luego de haber contraído coronavirus (aunque estaba trasplantada y tenía otras dolencias); lo mismo le sucedió a Alberto Sonsol (63), conocido periodista deportivo cuya muerte sorprendió a todos y ahora Mauro Viale (73), también un destacado periodista en este caso en Argentina.
Solo para hacer referencia a algunos de los casos más notorios en que esta pandemia ha resultado letal. Aún recordamos la jornada organizada en la Argentina para quemar los tapabocas, en el entendido (para nosotros ridículo) que el virus no existía y todo era un invento de ciertas fueras políticas para conseguir determinados objetivos.
De la misma forma recordamos a quienes sostenían que las vacunas envenenaban y en el mejor de los casos no servían para nada y las enormes manifestaciones de rechazo registradas en otras partes del mundo.
Es una lástima, porque cualquier muerte es lamentable, pero necesariamente sólo cuando muere alguien que nos sorprende por cualquier aspecto, ya sea por la cercanía a nosotros, porque “era una persona que vendía salud…” u otro motivo, por el cual era ampliamente conocido, la situación nos impacta lo suficiente como para que “pongamos las barbas en remojo”.
Estamos ante una pandemia y las medidas adoptadas para cuidarnos, aún cumpliéndolas todas y cuidándonos, no tenemos garantía alguna de que estaremos a salvo. La vacuna tal como lo hemos dicho- no nos confiere total inmunidad y a lo sumo pasados unos días después de la segunda dosis, nos confiere un poco más de tranquilidad, pero nunca total inmunidad. Entendemos y así lo hemos expresado, que haya mucha gente que esté cansada, hastiada por tanto esfuerzo, que lleva más de un año y la pandemia ha seguido avanzando a punto tal que nuestro país se halla en una situación mucho más complicada que en la fecha en que se detectaron los primeros casos. Por suerte el resquemor a vacunarse parece superado y hoy es notoria la cantidad de salteños que estamos dispuestos a vacunarnos (aunque en muchos casos aún no llega el turno), pues hay que saber que si bien la vacuna no nos pondrá totalmente a cubierto del riesgo de contraer la enfermedad, una vez que se apliquen las dosis necesarias el riesgo disminuirá y ésta es la mejor opción que tenemos.
Creo que todos estamos cansados y hastiados de algunos protocolos, pero es necesario entender que no es antojadizo, sino lo único sensato.
A.R.D.