La Promesa de la Limpieza Electoral No Cumplida
Cada cinco años, la misma discusión resurge, acompañada de un compromiso reiterado por parte de los partidos políticos y sus representantes: al finalizar la campaña electoral, se retirarán los pasacalles, la cartelería, las pegatinas y demás elementos publicitarios, dejando la ciudad limpia de lo que, con el paso del tiempo, se convierte en basura. Sin embargo, lamentablemente, la promesa siempre queda en el olvido y el descontento de los ciudadanos vuelve a surgir sin que se le preste atención. Los días, semanas y meses pasan, pero no se da una respuesta concreta a esta problemática.
Existen quienes opinan que debería ser la Intendencia la encargada de limpiar la ciudad sin necesidad de esperar un comunicado o un llamado de atención. Otros, y nosotros nos adherimos a esta postura, consideran que quienes ensucian la ciudad son los que deben responsabilizarse por la limpieza, como un acto de respeto hacia las normas de convivencia cívica y el bienestar común.
Nunca hemos escuchado de multas o sanciones impuestas a los responsables, y estamos convencidos de que si tales medidas existieran, los mismos culpables se quejarían. De alguna manera u otra, la ciudad pierde, y lo que es aún más preocupante, la imagen turística de Salto también se ve afectada. Lo más grave de todo esto es que, una vez más, es la comunidad, y particularmente aquellos que se postulan para representarnos, quienes no comprenden la importancia de cuidar la imagen de nuestra ciudad y de mostrar un compromiso real con el entorno.
La pregunta que queda en el aire es una muy simple, pero crucial para la construcción de una sociedad más respetuosa: ¿vivirán estos responsables de la campaña electoral con el mismo desdén hacia la limpieza en sus propios hogares?