Hace apenas unos días denunciábamos la rapiña sufrida por una persona del sexo femenino en Brasil e Invernizzi, lo cuál hacía algún tiempo no se presenciaba en pleno centro de Salto.
En la jornada del martes, en horas de la tarde, otra mujer, adulto mayor, también fue víctima de dicho accionar en la Zona Este, más precisamente en calle Diego Lamas frente a una reconocida cooperativa local.
Lamentablemente, el lunes de noche, otro hecho delictivo sucedió en un comercio de venta se birrodados ubicado en Avenida Blandengues, lo que quedó captado por las cámaras de seguridad.
Sabido es que, cada tanto, se dan estas olas de sucesos que preocupan sobremanera a la ciudadanía toda, pues no deja lugar, horario, persona que no pueda llegar a ser vulnerada en su seguridad y, lo más importante, estando en juego no solamente lo material, sino que su integridad física y, hasta la vida misma.
No es cuestión de generar alarma social; todo lo contrario, de crear conciencia de que el peligro está siempre y donde uno menos lo espera. Debemos convivir con la precaución necesaria, más allá de que hayan organismos específicos que velen por nosotros… Es una triste realidad que debemos afrontar.
