Recientemente, recordaba un asiduo visitante a nuestra ciudad, el hermoso paseo que era el Muelle Negro, la elegancia que le daba a la zona portuaria, y el atractivo que generaba como lo son en varias ciudades de Uruguay y del mundo.
Recordaba, también, las actividades extras que en el mismo se realizaban, como desfiles, eventos sociales de solidaridad, y hasta las tradicionales fotos de quinceañeras y novios.
El lugar supo ser recuperado para los salteños y turistas, habiéndole otorgado a la ciudad un punto de encuentro de primer nivel que, lamentablemente, así como también irracionalmente, se dejó decaer a un punto de destrucción, por parte de las autoridades competentes.
Es el triste y siempre presente: “si lo hizo otro, no le doy importancia”; desvalorizando y menospreciando un sitio y una infraestructura que forma parte de nuestro acervo cultural
El simbolismo del lugar; su condición de espacio natural y único en su especie en los alrededores, debieron de ser factores de lógica preservación y mantenimiento que nos permitiera, a todos, continuar gozando de su belleza.
Esperemos a que las nuevas autoridades, devuelvan ese maravilloso lugar al esplendor que supo tener, y nos permitan disfrutar de nuestro Río Uruguay, de una manera diferente.