La financiación de los partidos políticos sigue siendo una de las patas más endebles del sistema que tenemos. No nos engañemos, cada partido hace su juego. Tanto es así que desde hace mucho tiempo con el cartel de que somos “diferentes”, hemos “balconeado” lo que pasa en otros países como México, Colombia, Argentina y Brasil.
Pero esto tiene su explicación, No somos ni peores, ni mejores que estos países. Los Partidos Políticos, sin tener el apoyo estatal, no podrían existir o no incidirían para nada en una ciudadanía que vota con la “esperanza de un puestito”. Es uno de los viejos vicios del sistema que se ha ido arraigando.
Esto ha dejado una puerta abierta a la corrupción. A las grandes empresas que con mucho dinero y poder, lo “invierten”, en políticos corruptos, para luego exigirles la devolución mediante licitaciones amañadas u otras prebendas del poder “concursos” o “selección” y otros cargos directos.

Conocemos esto y sobre esto casi que nadie habla, casi nadie opina, porque subrepticiamente incide siempre. Es a su vez la mejor forma de eliminar a quien critica o discrepa con el sistema, porque es sabido que los medios endebles en sus finanzas, cuando gestionan o les “ofrecen” una campaña publicitaria económicamente muy favorable, se callan o se “llaman a silencio”.
Nada mejor para entender de qué hablamos que ver la acción de los grandes medios de comunicación (no más de media docena). Los que se llevan “ la tajada del león” (los medios capitalinos – no todos – se llevan algo así como el 97 por ciento de la publicidad oficial), mientras que “el resto” algo así como un 3 por ciento se reparte entre los medios del interior del país.
No desconocemos que cambiar el sistema significaría cambiar muchas cosas. Cosas que actualmente nos suenan a injusticias, a aberraciones sociales. Atrás muy atrás ha quedado aquello de que todos los uruguayos somos iguales ante la ley y las diferencias solo las darán sus aptitudes, su preparación profesional a la hora de acceder a un lugar en el Estado.
Que se haya transformado esto, no es culpa del ciudadano, sino del propio sistema.
Cuando se reclama una ley que rija a los Partidos Políticos, entendemos que tiene su trasfondo (requiere una mayoría especial que nunca nadie ha alcanzado). Nadie aporta voluntariamente para un sistema corrupto, pero tampoco lo hace quien ha sido beneficiado o “elegido” para un cargo público y esto deja una gran puerta abierta para la corrupción. “Odebrecht” y las coimas en toda América así lo han demostrado.
A.R.D.