La (pen)última discusión de Bordaberry con Michelini en el Senado PL
Dejarán sus bancas el 15 de febrero y protagonizaron el debate por la polémica inclusión de Uruguay a un banco impulsado por China.
El Senado levantó el pasado miércoles para considerar varios proyectos que, se pretende, sean aprobados antes del final de la Legislatura.
Uno de ellos fue una iniciativa del Poder Ejecutivo para que Uruguay se integre al Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (AIID, por sus siglas en inglés).
El proyecto, ingresado como grave y urgente y que el Frente Amplio pretendía ratificar sin mayor discusión, fue frenado por una reflexión de Pedro Bordaberrry.
En lo previo, dijo el senador colorado, la inclusión de Uruguay en este tipo de ámbitos “suena bien”. Consideró además un “costo razonable” los US$ 5 millones que el país deber á aportar como membresía, siempre que luego pueda tener acceso a créditos, “dada la desastrosa situación financiera y fiscal”.
El problema, apuntó Bordaberry, es que el convenio de adhesión,en el artículo 1 en su versión en inglés, establece que el propósito del AIID es “fomentar el desarrollo mediante la inversión en infraestructura… pero en Asia”.
“Sé que los uruguayos nos vanagloriamos de ser orientales, y de repente alguno piensa que así tenemos derechos”, ironizó.
En su visión, el tratado es claro. El artículo 12 establece que el banco podrá otorgar financiación a cualquiera de sus miembros “que se ocupen del desarrollo de la región, es decir, Asia”.
Bordaberry pidió citar en forma inmediata al Ministerio de Relaciones Exteriores y profundizar más en los alcances del proyecto antes de aprobarlo. “Tienen que aclarar esto. Deberían preocuparse más de los orientales de Uruguay y no de los orientales de Asia”, dijo.
El senador colorado descartó el argumento del oficialismo de que países como Alemania también estén en el AIID. Bordaberry lo explicó en cuanto a que ese tipo de países invierten buscando después colocar sus productos en los destinos a los que financian.
“Los países poderosos pueden darse el lujo de hacerlo, Uruguay no”, señaló. “No sé qué infraestructura le podemos vender nosotros a Asia”.
Insistió en que el tratado de adhesión elimina a Uruguay de la posibilidad de acceder a una línea de crédito directa por esta vía. “Si lo leen, es claro”, sostuvo.
A su razonamiento le salió al cruce el senador frenteamplista Rafael Michelini que, al igual que Bordaberry, transita por sus últimas semanas como integrante del Senado.
El líder del Nuevo Espacio dijo confiar que, a través de la adhesión al AIID, la “marea de inversión” procedente de Asia llegue en algún momento a Uruguay. “Si estamos sentados allí, con más razón”, argumentó.
Michelini razonó que el aporte de Uruguay al banco podría contribuir a financiar infraestructura en China. Ese país, con ello, podría generar mejores salarios para sus habitantes, que aumentarían su consumo.
De ser así, sostuvo, “no alcanzarían los alimentos que genera Uruguay para atender ese mercado”.
Michelini rechazó el razonamiento lineal y del “toma y daca directo” de Bordaberry.
“Quiero estar sentado allí. Quiero estar en ese club e interrelacionarme con las nuevas economías en desarrollo”, dijo. En ese marco consideró que el precio de US$ 5 millones lejos está de ser alto, aunque en diez años no llegue al país ninguna inversión.
En su visión, la discusión hay que darla desde las perspectiva de que el país sólo saldrá adelante creciendo, y que sólo creciendo se arrreglará el problema fiscal.
Michelini aprovechó para recordar que el Frente Amplio le dejará al próximo gobierno la nueva inversión de UPM, “la mayor de la historia y que fue bombardeada por algunos”.
También aseguró que, a partir de 2020, el país “va a volar” por las nuevas obras de infraestructura que se llevarán a cabo.
“El senador Heber va a cortar cintas a troche y moche” aseguró, en referencia al futuro ministro de Transporte y Obras Públicas.
El senador oficialista apeló a la condición de ex dirigente de fútbol de Bordaberry. “No hay que jugar al achique”, dijo.
Michelini, que pidió que lo “dejaran divertirse un poco” en estas últimas semanas en su banca, aseguró querer que al próximo gobierno le vaya bien. “Les estamos dejando inversión y debemos estar en donde se define el dinero”, remarcó.
En ese marco, consideró crucial votar la adhesión al AIID, al que consideró un instrumento más de crecimiento para el país.
Detrás de Maduro
Mientras Michelini hablaba, Bordaberry estuvo haciendo “algunas averiguaciones” en internet con su teléfono celular.
En particular, sobre qué países no asiáticos son integrantes del AIID.
“Estados Unidos, no”, comenzó diciendo. “Colombia pidió cambiar el nombre del banco y el artículo 1. No sé por qué habrá pedido eso”, complementó con ironía.
Bordaberry pasó a enumerar los países de la región que integran el AIDD. En primer lugar, dijo, “La República Bolivariana de Venezuela. Siempre atrás de Maduro y la barra” comentó en forma ostensible.
Luego aparece “La República de Evo Morales”, en referencia a Bolivia. También Perú, “pero el de la época del economista”, en alusión al fallecido Alan García.
Bordaberry justificó la existencia del AIID, una institución impulsada por China, en una disputa que el gigante asiático mantiene con Japón por el financiamiento al desarrollo en esa y otras regiones.
“No creo que sea bueno meternos en esa lucha”, señaló. “Sería mejor invertir en Carlos Reyles, en la tercera sección de Durazno, que en Asia”.
Su reflexión rindió frutos.
El proyecto fue derivado a la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado, con la perspectiva de que una mayor discusión permita su aprobación, la próxima semana.